Los mimos. Creando vínculos de apego con los bebés.

En el anterior artículo (Puedes leerlo aquí) hablábamos de la importancia de crear vínculos de apego con los bebés, interactuando con ellos a través del contacto físico (los arrullos, las caricias, los mimos) y la voz (cantada o hablada). No cabe duda de que son herramientas poderosas que contribuyen a fortalecer los lazos entre padres e hijos a través de una relación sana y operativa. Los siguientes artículos que compartiré con vosotros, en las próximas semanas, profundizarán más en los beneficios que aportan estos gestos de acercamiento con los bebés, dando más claridad sobre la relación que hay con las actividades que realizamos en las clases de Suzuki Estimulación Temprana (SET).

Comienzo con la importancia de los mimos. 

Según el diccionario de la lengua español, en su primera y tercera acepción, la palabra “mimo” significa:

  1. Expresión y señal de amor o afecto: los besos, los abrazos y las caricias son mimos; la madre cubre de mimos al bebé. Sinónimo cariño.
  2. Delicadeza o cuidado con que se hace o se trata una cosa: trata este libro con mimo, que es muy valioso. Sinónimo cariño. 

Para Marta Badia Solé, en su libro A serrín, repertorio de mimos, juegos y canciones para los más pequeños, la definición de “mimo” es:

"la acción de deslizar suavemente la mano por la cara de un niño o acariciarle cualquier parte de su cuerpo mientras le recitamos un texto o le cantamos una cancioncilla".

Incluso, va más allá cuando se refiere a la acción de mimo: a través de la mirada, de un gesto, de una intención o del tono de voz. 

Para mi, un mimo es todo aquello que hace que conectes con el corazón y la nobleza de una persona. Una mirada de complicidad, una caricia en el rostro, una palabra de aliento…, un momento mágico en el que te ves reflejado en los ojos del otro y piensas “me veo en ti”. Si traslado esto a los vínculos que se crean con los bebés, es el momento en el que me miro en sus ojos y veo, en ellos, la niña que fui y que está viva en mi interior. Mirarles de igual a igual hace que conectes con ellos, facilitando la comunicación entre ambos. El adulto ofrece al bebé todo lo que sabe desde el amor incondicional y este lo recibe abiertamente.  

Como bien explica Marta Badia en su libro, los mimos transcienden al contacto físico y llegan incluso a cómo nos comunicamos verbalmente con los bebés. Para Badía las inflexiones, modulaciones de la voz, las rimas y las canciones son otro de los ingredientes esenciales de los mimos. 

“Cuanto más rica sea la declamación y más matices y colores tenga nuestra voz, más intensa y repleta será la comunicación con el pequeño y mayor la cantidad de aprendizaje que éste recibirá”. 

Por lo tanto es importante que, cuando hablamos con los bebés, experimentemos con nuestra voz para sacarle todo su potencial expresivo. Si usamos un tono de voz muy monótono el bebé lo imitará y no desarrollará en su totalidad su aparato fonador. 

Así pues, los mimos serán aquellas acciones que acaricien el cuerpo a través de las manos o con canciones que inviten a ello. Un mimo importante que me gusta incluir en las clases (y que invito a los padres a realizar) es la de acariciar sus rostros o sus cabecitas mientras les sonrío, tras realizar una acción. Esto les da muchas más pistas, sobre el éxito obtenido, que decirles que lo han hecho bien, ya que de esta manera nos cuidamos de emitir juicios de valor. (Tema que será abordado en próximos artículos).  

Dentro del repertorio SET nos encontramos canciones que promueven el uso de los mimos en los niños:

  • Rodar la pelota: Las familias entran en la clase y se sientan en circulo mientras suena la música y se rueda una pelota. Requiere de todo el cuidado y los mimos que los papás puedan darle a su bebé. Se trata de la primera actividad de la clase y a los niños les supone amoldarse a la nueva situación. Quizás han llegado dormidos y despertarse, para entrar en clase, no ha sido lo mejor que podría haberles pasado en ese momento. Quizás su emoción por jugar y querer sujetar la pelota les supone un stress que no saben gestionar y eso les supone una dificultad para poder estar sentados esperando pacientemente su turno. Ser empático con la emoción del bebé nos ayudará a saber cubrir su necesidad a través de caricias, miradas, palabras susurradas al oído…por supuesto sin forzar ni tratar de obligarles a que hagan aquello que nosotros queremos.

 

 

 

  • Buenos días/tardes: tras rodar la pelota, se continúa con una canción de bienvenida que, si bien, una de sus finalidades es la de desarrollar habilidades sociales en los bebés (los adultos y los niños se saludan dándose la mano) es un momento muy bueno para poner en práctica, también, su habilidad para dar mimos. Conectar con la mirada del otro, sonreír a quien nos saluda, responderle con un gesto de complicidad... 

 

  • La hormiguita: Es una actividad que invita a los mimos para acariciar y para hacer cosquillas. Se sitúa al bebé delante de nosotros; bien sentado sobre nuestras piernas, bien sentado en el suelo; colocamos nuestros dedos sobre su espalda (como si fueran las patitas de una hormiga) y vamos realizando los movimientos que nos dicta la canción (subir poco a poco, desde la cintura hasta la cabeza, como si fueran hormiguitas. A continuación hacer el camino de vuelta). En esta actividad se trabajan aspectos relacionados con la comprensión del texto ya que realizamos las mismas acciones que dice la canción. De esta manera el bebé establece una relación entre la letra y la acción. Por otro lado, el tacto con el bebé ayuda a conectar con él y a desarrollar la confianza, la complicidad y el apego.

 

 

Hay un aspecto muy importante que se aprende en esta actividad y es la del autocontrol. La pieza termina con unas cosquillas que se prevén por el cambio de tono de voz “espectante” que se produce según nos acercamos a la cintura. El hecho de saber que eso se va a producir, hace que tenga que controlar su emoción hasta que por fin se produzcan las esperadas cosquillas. Así pues estamos enseñándoles a manejar las emociones. Por otra parte, esta actividad ayuda al niño a tener consciencia sobre la existencia de una parte del cuerpo que a veces olvidamos, por no poder verla directamente, favoreciendo la imagen mental que el niño tiene en su anatomía.

 

Si te ha gustado y quieres saber más sobre cómo crear vínculos de apego con tu hijo, no te pierdas los próximos artículos. Cada semana, en nuestras clases de SET, trabajamos estos y otros aspectos. Anímate a participar, sin compromiso, en una de nuestras clases semanales y en nuestros talleres mensuales. (Si, quiero participar)

 

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